"A lo largo de los años hemos invertido mucho en nuestro equipo de datos de campo, centrándonos en la elaboración de calificaciones fiables. Si bien esto garantiza la precisión de nuestras valoraciones, no permite la escala a través de los miles de proyectos que los compradores están considerando."
Para más información sobre las tendencias en la adquisición de créditos de carbono, lea nuestro artículo"Key Takeaways for 2025". Compartimos cinco consejos basados en datos para mejorar su estrategia de adquisición.

Una cosa más: los clientes de Connect to Supply también tienen acceso al resto de herramientas de Sylvera. Esto significa que puede ver fácilmente las calificaciones de los proyectos y evaluar los puntos fuertes de cada uno de ellos, obtener créditos de carbono de calidad e incluso supervisar la actividad del proyecto (sobre todo si ha invertido en la fase previa a la emisión).
Reserve una demostración gratuita de Sylvera para ver en acción las funciones de adquisición y elaboración de informes de nuestra plataforma.
Si miramos más allá de 2030 y nos acercamos a los plazos de 2050, el mercado de la RCD está a punto de pasar de ser una industria pionera a convertirse en un sector multimillonario esencial para los objetivos climáticos mundiales.
Pero esta transformación depende de la claridad de la normativa, de una clara reducción de los costes y de un cambio fundamental en la forma en que las empresas abordan las emisiones residuales.
¿Cuánta capacidad CDR necesitamos?
Sabemos que las trayectorias actuales se quedan muy cortas. Los compromisos actuales solo suman unos 10 millones de toneladas de CO₂, mientras que el IPCC calcula que necesitamos entre 5.000 y 16.000 millones de toneladas métricas anuales para 2050.
Se prevé que el mercado de la RCD, valorado actualmente en unos 2.000 millones de dólares, crezca hasta los 50.000 millones en 2030 y supere potencialmente los 250.000 millones en 2035. Sin embargo, la inversión acumulada necesaria para alcanzar la emisión neta cero en 2050 oscila entre 6 y 16 billones de dólares, con un déficit de inversión de entre 400.000 y 1,6 billones para 2030.
¿Dominarán los CDR naturales o duraderos los mercados posteriores a 2030?
Nuestro estudio de mercado de RCD para 2025 revela un cambio significativo en las carteras de los compradores. En la actualidad, las retiradas basadas en la naturaleza dominan las compras en una proporción de 6:1 sobre los RCD duraderos. Pero para 2050, los encuestados prevén que esta diferencia se reduzca drásticamente a tan solo 1,2:1, lo que indica un creciente reconocimiento de que las eliminaciones duraderas serán esenciales para neutralizar las emisiones fósiles difíciles de reducir.
Según un estudio del Boston Consulting Group, los compradores aspiran a que los CDR duraderos representen aproximadamente el 35% de sus carteras en 2030 y hasta el 48% en 2040.
Esta diversificación de la cartera refleja el consenso científico de que los distintos enfoques de eliminación sirven para fines diferentes. Mientras que las soluciones basadas en la naturaleza siguen siendo fundamentales para las emisiones derivadas del uso de la tierra y los beneficios colaterales para la biodiversidad, las eliminaciones tecnológicas duraderas serán necesarias para equilibrar las emisiones persistentes de la industria y el transporte.
¿Qué impulsa realmente la demanda de CDR por parte de las empresas?
Una de las conclusiones más claras de nuestra encuesta de 2025 fue que el 65% de los compradores señalaron que la existencia de normas claras de emisión neta cero por parte de organismos como la iniciativa Science Based Targets (SBTi) era el principal factor que aumentaría su motivación para adquirir RCD duraderos. Este porcentaje superó incluso a las consideraciones de precio (46%) y a los incentivos políticos gubernamentales (46%).
Los compromisos empresariales existen debido a las expectativas de los inversores, la presión de las partes interesadas y los marcos normativos voluntarios. Cuando estos marcos siguen siendo ambiguos sobre el papel de la RCD, la demanda se estanca. Cuando aportan claridad, los mercados pueden ampliarse.
El Estándar Corporativo Neto Cero V2 de SBTi ilustra tanto el progreso como la continua incertidumbre. El nuevo marco permite a las empresas utilizar créditos CDR para las emisiones residuales de Alcance 1 hasta que alcancen el cero neto, pero sólo para las emisiones difíciles de reducir mediante objetivos duraderos a corto plazo. Aunque esto representa un avance hacia la inclusión de los CDR, la SBTi sigue siendo prudente sobre el uso más amplio de los créditos de carbono, lo que deja a los compradores corporativos con una claridad limitada sobre cuándo y cómo pueden desplegar las eliminaciones en sus estrategias de descarbonización.
Mientras tanto, la ISO está desarrollando su propia norma integral Net-Zero. Estas decisiones determinarán fundamentalmente el desarrollo del mercado en el panorama posterior a 2030.
¿Cómo transformará el artículo 6 el RDC de voluntario a obligatorio?
Los mecanismos de cumplimiento -en particular el artículo 6 del Acuerdo de París- también deberían ser eficaces en este caso. Y, aunque en COP30 no habrá negociaciones formales sobre el artículo 6, se están sentando las bases para su aplicación.
El artículo 6 establece dos vías para el comercio internacional de carbono: acuerdos bilaterales entre países (artículo 6.2) y un mecanismo centralizado supervisado por la ONU llamado Mecanismo de Acreditación del Acuerdo de París o PACM (artículo 6.4).
Para CDR, esto podría representar una expansión que cambiaría las reglas del juego, más allá de las compras voluntarias de las empresas, a la demanda de cumplimiento respaldada por los gobiernos.
La reciente decisión del artículo 6.4 sobre la no permanencia y las reversiones marca un momento crucial. En lugar de imponer normas generales, el marco permite que las metodologías definan requisitos de permanencia adaptados a tipos de proyectos específicos. Esta flexibilidad hace que tanto las soluciones basadas en la naturaleza como la RCD duradera sean más viables dentro del marco del PACM, aunque también aumenta la importancia del rigor metodológico y la evaluación independiente de la calidad.
Sin embargo, siguen existiendo importantes problemas de aplicación. Muchos países de acogida potenciales carecen de la infraestructura de datos y la capacidad técnica necesarias para participar eficazmente. Hasta la fecha, sólo se ha completado una transacción del artículo 6.2, a pesar de que se han firmado numerosos acuerdos bilaterales. La brecha entre la ambición y la aplicación subraya que la preparación es esencial antes de que los mecanismos de cumplimiento puedan desbloquear mercados a escala de gigatoneladas.
¿Qué escenarios futuros podrían reconfigurar los mercados de CDR después de 2030?
La trayectoria de los mercados de RCD sigue siendo incierta y depende de la regulación, la tecnología, las finanzas y el comportamiento de las empresas. He aquí cuatro escenarios plausibles que podrían definir el panorama posterior a 2030:
Escenario 1: El catalizador del cumplimiento (gran ambición)
En este escenario, la aplicación del artículo 6 se acelera drásticamente después de 2028, con las principales economías integrando la RCD en las políticas climáticas nacionales. Los gobiernos adoptan cada vez más medidas para estimular la demanda a través de mecanismos como subvenciones, mandatos de eliminación y modelos de adquisición, desplazando la demanda duradera de RCD de los mercados voluntarios a los mercados de cumplimiento.
Las normas de SBTi aclaran que las empresas utilizan CDR duraderos para las emisiones residuales de origen fósil, creando señales de demanda inmediatas. La UE aplica requisitos de adquisición de CDR para la industria pesada antes de 2032, mientras que Estados Unidos amplía los créditos fiscales y amplía el alcance de los objetivos de eliminación para la aviación y el transporte marítimo.
En 2040, los sectores de emisiones pesadas se convertirán en las principales fuentes de demanda, ampliando drásticamente la base de compradores más allá de las empresas tecnológicas pioneras.
Esta certidumbre política desbloquea la financiación de la infraestructura CDR, reduciendo los costes en todo el sector y aumentando el número de empresas con capacidad de pago. En 2050, la demanda de cumplimiento superará en 3:1 a las compras voluntarias, y el mercado alcanzará los 650.000 millones de dólares anuales.
Escenario 2: Un mercado fragmentado pero en movimiento (ambición moderada)
Las normas evolucionan gradualmente entre regiones y marcos. El SBTi permite un uso limitado del RCD para las emisiones residuales, pero mantiene definiciones restrictivas, mientras que la ISO desarrolla directrices paralelas que difieren en detalles clave. El artículo 6 continúa a un ritmo moderado, con una aplicación desigual. Algunos acuerdos bilaterales prosperan, mientras que el PACM se enfrenta a retrasos burocráticos y a la falta de preparación de los países de acogida.
Las empresas que colaboran para aumentar la transparencia de los precios y las condiciones contractuales de los RCD contribuyen a generar confianza a pesar de la fragmentación normativa. Surgen grupos regionales: Los países nórdicos lideran la contratación pública; Norteamérica desarrolla mercados impulsados por el cumplimiento en California y Quebec; los países en desarrollo luchan contra las limitaciones de capacidad, pero unos pocos se convierten en exitosos centros del artículo.
La tecnología avanza al ritmo actual. Los costes del DAC descienden a 450 dólares/tonelada en 2030 y alcanzan los 250-300 dólares/tonelada en 2040, lo que permite una adopción más amplia pero no una escala revolucionaria. El biocarbón mantiene una cuota de mercado del 40-50% hasta 2040 gracias a su fiabilidad. El valor del mercado alcanza los 120.000 millones de dólares en 2040, pero la fragmentación crea problemas de calidad e impide el ecosistema necesario para el despliegue a escala gigatón.
Escenario 3: La Década Críticamente Lenta (Poca Ambición)
Los organismos de normalización siguen siendo cautos. Las directrices del SBTi resultan conservadoras, ya que exigen una permanencia absoluta que excluye de hecho la mayoría de los enfoques, salvo el CAD y la BECCS. La aplicación del artículo 6 se estanca debido a disputas técnicas, falta de preparación de los países y tensiones geopolíticas. El hito de 2028 revela importantes lagunas, pero genera un impulso político limitado para reforzar los compromisos.
El entusiasmo empresarial se estanca. Los principales compradores mantienen sus actuales acuerdos de inversión, pero otros de los primeros reducen discretamente sus compromisos, mientras que los nuevos compradores potenciales buscan otras alternativas.
Se materializa una crisis de financiación, y los que necesitan recaudar fondos antes de 2026 se enfrentan a inversores escépticos, por lo que se producen consolidaciones y cierres. En 2035, el mercado se estanca en 20.000 millones de dólares, dominado por proyectos de biocarbón a pequeña escala y un puñado de grandes instalaciones BECCS.
¿Cómo será el éxito de los CDR después de 2030?
La década de 2030 determinará si la RCD cumple su papel esencial en el marco climático posterior a París. Están surgiendo las condiciones para el éxito: los costes están disminuyendo, se están estableciendo mecanismos de cumplimiento y el ecosistema de compradores potenciales muestra signos de expansión.
Pero el éxito no está asegurado. Requiere una inversión sostenida a pesar de las incertidumbres actuales del mercado, marcos normativos que aporten claridad sin ahogar la innovación, e infraestructuras de calidad que generen confianza en los compradores.
Y lo que es más importante, exige que se reconozca que los próximos cinco años -cuando se producirán la mayor parte de los descensos de precios previstos y la evolución de la normativa- representan una ventana única para posicionar la RCD como una solución climática dominante.




.png)


