Comprender la permanencia del biocarbón: Equilibrio entre conservadurismo e incertidumbre

14 de abril de 2025
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TL;DR

El biocarbón ha surgido como una prometedora solución para la eliminación del carbono. Este material rico en carbono, producido mediante la pirólisis de materia orgánica, no sólo mejora la salud del suelo, sino que también ofrece la posibilidad de secuestrar carbono a largo plazo.

Sin embargo, persisten las dudas sobre cuánto dura realmente en el suelo. Se utilizan dos modelos principales para estimar su permanencia: el conservador Modelo Woolf (basado en el trabajo de Woolf et al. (2021)) y el más reciente y optimista Modelo Inertinite (basado en el trabajo de Sanei et al. (2024)).

En este blog, profundizamos en los matices de la permanencia del biocarbón comparando estos dos modelos.

El modelo Woolf para el biocarbón

El modelo Woolf adopta un enfoque cuidadoso, utilizando una función de descomposición exponencial doble para tener en cuenta las diferentes tasas de descomposición del biocarbón. Aunque este modelo proporciona estimaciones fiables y reduce el riesgo de sobrevalorar la eliminación de carbono, parece ser demasiado conservador, especialmente cuando se proyectan más allá de 100 años. 

Las limitaciones del modelo se deben a su dependencia de datos experimentales a corto plazo y a su incapacidad para tener plenamente en cuenta toda la gama de procesos naturales que podrían acelerar o ralentizar la descomposición, afectando a la estabilidad del biocarbón a lo largo del tiempo. 

Este modelo se considera la práctica estándar, y se utiliza actualmente en la mayoría de las metodologías y estándares de biocarbón, incluyendo la metodología Verra VCS (VM0044) v1.1, Puro.earth Biochar Methodology v3 y Isometric Biochar Storage in Agricultural Soil v1 (para una durabilidad de 200 años).

El modelo Inertinite para el biocarbón

En cambio, el modelo de la inertinita estima que la mitad del carbono del biocarbón de inertinita tardaría aproximadamente 100 millones de años en degradarse en condiciones de alta oxidación a 30 °C, lo que lo convierte en un material de almacenamiento de carbono extremadamente duradero. 

El biocarbón de inertinita es una forma altamente carbonizada y estable que imita los macerales de inertinita naturales. El estudio establece un "punto de referencia de inertinita" utilizando una reflectancia aleatoria (Ro) del 2%. El estudio muestra que el 76% de las muestras comerciales de biocarbón superan este punto de referencia, lo que las califica como biocarbón inertinítico puro. 

El biocarbón de alta Ro e inertinita se consigue típicamente en el biocarbón producido a una escala más comercial, con mayor temperatura de pirólisis y tiempo de residencia de calentamiento. Por lo tanto, el punto de vista del modelo de inertinita es particularmente atractivo para los productores de biocarbón que pueden crear productos más estables a través de una alta temperatura de producción. Sin embargo, como este enfoque es nuevo, el modelo aún carece de una validación académica exhaustiva y, por lo tanto, está expuesto a incertidumbres.

El modelo Woolf frente al modelo Inertinite 

La diferencia en las estimaciones de eliminación de carbono entre el modelo Inertinite y el modelo Woolf puede ser significativa. Por ejemplo, Isometric -uno de los primeros registros en aplicar ambos modelos- descubrió que el modelo Inertinite estimaba entre un 50 y un 70% más de fracción de carbono permanente a lo largo de 1.000 años que el modelo Woolf (véase la tabla A2 de su metodología). 

Esta gran diferencia se debe principalmente a que el modelo Woolf utiliza un enfoque de decaimiento lineal para proyectar la pérdida de carbono a lo largo del tiempo, que tiende a ser más conservador en escalas temporales más largas.

La elección entre estos modelos tiene importantes implicaciones para la industria del biocarbón. Si el modelo Inertinite se convierte en el estándar, podría perjudicar a los productores más pequeños y de menor tecnología, que no pueden alcanzar las mismas condiciones de producción a alta temperatura. Esto hace temer que se cree una división en la industria entre el biocarbón producido en instalaciones avanzadas (es decir, proyectos más grandes o industriales) y el producido en instalaciones descentralizadas o a pequeña escala (es decir, proyectos artesanales).

Normas y metodologías en evolución

 A medida que avanza el sector de los créditos de carbono, las principales normas, como Puro, Verra e Isometric, perfeccionan activamente sus metodologías. A principios de este año, CapChar presentó el Código del Carbono del Biocarbón, que incorpora las últimas investigaciones académicas y los avances del sector. 

Este marco adopta una evaluación de permanencia del 80%, lo que significa que el 80% del carbono del biocarbón sigue siendo recalcitrante después de 100 años. Esta estimación la sitúa entre el modelo Woolf, más conservador (~74% de carbono recalcitrante) y el modelo Inertinite (~98%), reflejando un enfoque equilibrado de las evaluaciones de durabilidad en el secuestro de carbono por biocarbón. 

Puro también ha lanzado recientemente una consulta pública para la versión actualizada de su metodología del biocarbón, con la que pretende recabar opiniones y aportaciones para la transición de una permanencia de más de 100 años a otra de más de 200.

Si desea saber más sobre el biocarbón, lea nuestro reciente blog explicativo sobre el biocarbón aquí. O consulte nuestro Marco de clasificación del biocarbón para ver cómo calificamos estos proyectos en términos de eliminación de carbono, permanencia y viabilidad económica.

En conclusión

Es esencial seguir investigando -especialmente en experimentos a largo plazo en el suelo y en estudios de envejecimiento con carbono 14- antes de que pueda adoptarse universalmente un modelo único o una combinación de modelos. Sylvera sigue actualmente un enfoque conservador, utilizando el modelo Woolf para la evaluación de la permanencia a 100 años, con el fin de garantizar que cada crédito de carbono solicitado corresponde a una tonelada real de CO₂e eliminada. 

No obstante, seguimos atentos a los avances científicos y perfeccionaremos nuestra metodología a medida que dispongamos de nuevas pruebas revisadas por expertos.

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Sobre el autor

Syakira Yazan
Analista de calificaciones

Simon Manley
Director del CDR

Simon es Director de CDR en Sylvera. Como especialista en eliminación de carbono, centrado en el desarrollo y la aplicación de normas y metodologías para este sector en rápida evolución, Simon tiene experiencia de primera mano en la ejecución de proyectos de meteorización mejorada, biocarbón, creación de bosques y restauración de turberas. Ahora trabaja para proporcionar datos y conocimientos a todas las partes interesadas en el Mercado Voluntario de Carbono con el objetivo de fomentar la inversión en acciones climáticas reales.

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